Inma Sayas

2020-05-02

Tenemos de volver

Hemos perdido muchas cosas, seguro que sí, o las vamos a perder. Hemos perdido vidas, bastantes, demasiadas y perderemos más porque este virus ha venido para quedarse hasta que no encontremos la vacuna que nos ayude a sobrellevarlo. Sin embargo seguro que si miramos alrededor vamos a encontrar cosas que no sabíamos que existían.

Hemos aprendido a valorar muchísimo a las personas que trabajan para que no nos falte lo imprescindible. A todos los que trabajan en todas las áreas de la salud. En un whats-App leí que de bastante poco servían ahora algunos títulos universitarios que lo que ahora tenía valor eran muchas de esas personas que en su día y por mil causas no fueron a la universidad ni tuvieron demasiada formación académica, pero que están siendo nuestros guardianes para que podamos cuidarnos durante todo este tiempo y el que vendrá, Dios no lo quiera, si no somos más cuidadosos. Mis aplausos van también para ellos porque tienen mucho valor y mucha humildad en el mejor sentido de la palabra.

Hoy por la mañana he tenido este pensamiento y se lo he mandado a mis amig@s . Os lo mando también. “Buen día. ¿No nos sentimos acaso todos un poco desvalidos como si nos diera miedo volver a salir?¿Algo así como cuando en un día de calor nos queremos meter en el agua, pero no nos atrevemos y vamos con cuidado metiendo primero un pie despacito hasta que nos dejamos mojar del todo y luego nos sentimos mejor? Así voy a entrar en esta “nueva realidad” con miedo, pero con la esperanza de encontrar algún día una “realidad mejor” que la que teníamos.” Este es mi sentimiento hoy.

Durante todo este tiempo he tenido que cuidar no solo de no contagiarme yo sino de no contagiar a mi marido. Ya sabéis que desde hace casi tres años su salud es bastante precaria. En esos meses y meses por mi cabeza han pasado todo tipo de pensamientos y uno de ellos ha sido el de pensar en su funeral. Diréis que vaya ceniza, pero cuando le ves mal no caben pensamientos alegres. Como podéis comprender cuando lees las cifras de fallecidos y ves y oyes que han muerto solos, que solo los más cercanos, que ni un abrazo a los familiares, que ni un acompañamiento, que todo en la más estricta intimidad…Pues te entra una desazón terrible y solo quieres salvar este mal momento y cuidar de que no se contagie. No obstante aunque parezca que he estado angustiada, no ha sido así. He tenido mucha confianza en lo que hacía y creo que lo he hecho bien, por el momento. Por eso es tan importante que seamos muy cuidadosos con las normas sanitarias.

Ahora tenemos que volver, con toda la cautela, con las orejas tiesas como los perros, pero tenemos que volver. Si nos gusta como si no, tenemos que volver, pero no de cualquier manera. Tenemos que volver convencidos de que podemos y debemos hacer las cosas mejor. Tenemos que volver sabiendo que en el camino van a quedar muchas cosas que ni antes eran necesarias ni ahora deben serlo. Tenemos que volver para crear una “realidad inventada”. Hay mucha creatividad en la gente, muchísima. ¿Cómo no vamos a ser capaces de inventar una nueva realidad? ¡Venga, a pensar! Por cierto podéis leer un documento que publicó www.elclarin.cl sobre un modelo económico basado en el decrecimiento que proponen los holandeses para el escenario postpandemia. Algo así es lo que yo llamo “Una realidad inventada”.

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