Inma Sayas

2022-03-28

Secuelas de la pandemia

Ya van dos años en el que todo se vino abajo. Lo primero que sentimos fue miedo, mucho miedo porque muchísimas personas morían y nadie sabía a ciencia cierta qué hacer. La promesa de las vacunas estaba muy lejos y estábamos encerrados en nuestras casas y salíamos a comprar con toda la inseguridad del mundo. Solo voy a escribir de lo que nos va dejando la pandemia emocionalmente.

Las primeras secuelas fueron el MIEDO y seguido vino el DOLOR por los seres queridos que iban falleciendo solos en las UCIS. Digo solos de familiares porque estaban acompañados del personal médico que les asistía. No se les pudo despedir de ninguna manera. Esto ha dejado mal a mucha gente porque es como si ese familiar se hubiera ido a un viaje y no le has podido despedir ni va a volver. Luego llegaron las vacunas y se abrió una puerta a la ESPERANZA .Nos dijeron que si nos vacunábamos en masa superaríamos los contagios. Y nos fuimos vacunando, pero seguíamos con las mascarillas porque toda la confianza tampoco teníamos. Después llegó otra cepa y con ella otra nueva ola. Con esto aumentó la ANSIEDAD y de la mano la DEPRESIÓN.Me gustaría saber cuánto ha aumentado la venta de Ansiolíticos en estos dos años. Ya no sabíamos qué podíamos hacer y qué no. Se volvieron a cerrar los restaurantes y solo tomábamos algo en las terrazas helados de frío. Se nos vino encima la INSEGURIDAD. Dejamos de ir al cine, a conciertos, a ver a los familiares, a viajar…Volvimos a pasar muchas horas en casa. Por las mañanas salíamos a pasear y por las tardes plataformas en la tele porque a las noticias no te querías ni acercar.

Todo esto trajo consigo la TRISTEZA porque el mundo en el que habíamos vivido ya se había terminado. Vale que era un mundo muy poco edificante y muy poco eficiente de cara a la ecología, salir, gastar, viajar, aglomeraciones en los bares, en las tiendas, en todas partes, pero era el modo de vivir que teníamos aunque no nos diéramos cuenta de que era insostenible. Se acabaron los Sanfermines y a la gente se le fue agriando el carácter. Además tenemos la guerra contra Ucrania por lo que la tristeza ha llegado al extremo máximo. Y podemos añadir otra secuela la IMPOTENCIA.

Después han ido llegando más vacunas y más cepas y de nuevo nos hemos arrinconando más todavía con lo que llegó otra secuela la SOLEDAD. Los padres y abuelos dejamos de estar con los hijos y nietos. Ahora la sanidad se encuentra desbordada por la necesidad que hay de atender y cuidar de la salud mental. Todos hemos sido tocados por esta pandemia. L@s niñ@as que han tenido que interrumpir las clases y quedarse sin estar con sus compas, por no hablar de las condiciones familiares en algunos casos. Los jóvenes se rebelan porque su deseo es salir, estar con amigos, reunirse ,divertirse… es normal, pero cuentan con la enorme ventaja de ser jóvenes y tener mucha vida por delante. Peor lo tenemos las personas mayores que estamos perdiendo la oportunidad de hacer cosas que al ir cumpliendo años se nos van escapando. De aquí hemos derivado en la FATIGA PANDÉMICA. Enorme hartazgo de casi todo. Cuando me encuentro con personas de mi edad coincidimos en que se nos ha ido la ALEGRÍA. Supongo que como yo hay muchísimas personas que vivimos con un nudo en el estómago. Que tenemos un mañana muy incierto y que sufrimos por nuestra prole a la que no podemos proteger.

Ahora mismo tenemos otra secuela la DESCONFIANZA porque nadie te puede asegurar que no llegará otra cepa más o menos agresiva y que te puede llevar con los pies “palante”. Como no quiero acabar así de mal creo que puedo añadir otra secuela más. La CONFIANZA en la ciencia y en el enorme trabajo de los científicos, sanitarios, investigadores, y demás personas que están a ello. De una manera u otra a TODOS nos ha marcado esta pandemia.

 

Diseño y desarrollo Tantatic