Eduardo Arocena

Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.

2020-03-29

Pin Neanderthal

Estaba preparando este artículo para ser publicado en abril, pero dadas las circunstancias, con todo lo que estamos pasando y gracias al ofrecimiento de Plazaberri de permitirnos enviarles artículos en estas fechas, me he decidido por hacerlo.

El articulo que tenía preparado era este:

¿De verdad tenemos que hablar de esto a estas alturas? Dudo de la necesidad u oportunidad de hacerlo, pero es que me repatea hasta límites insospechados y necesito desahogarme. Me refiero al pin parental aprobado en la Comunidad de Murcia que permite a los padres oponerse a que sus hijos acudan a determinadas charlas en sus colegios. De ahí a negarse a que se estudie la teoría de la evolución hay un paso. O que se exija la impartición del creacionismo como alternativa válida. O el terraplanismo o las chemtrails. O negarse a pagar impuestos…

Nadie tiene derecho a que sus hijos sean igual de estúpidos que sus padres. Si fuese así todavía viviríamos en cuevas, de las que algunos salen de vez en cuando a soltar sandeces por la boca con una altanería realmente sorprendente. Para empezar, tus hijos no son tuyos. Cuando nacen se inscriben en el registro civil, no en el de la propiedad. Si evitas que tus hijos estudien determinada materia impartida en un colegio público, estás conculcando sus derechos constitucionales. Tú que te envuelves en la bandera deberías leer algo más que el Marca o la Biblia. Es indoloro, de verdad.

Esto entronca con los antivacunas. Si tienes la infundada idea de que las vacunas provocan autismo o alguna chorrada similar, lee, no duele, en serio, lee, pregunta al médico, informate. Que tus hijos no estén vacunados afecta al resto de personas que le rodean. Algunas enfermedades consideradas erradicadas están resurgiendo por irresponsabilidades como esta. Tu libertad individual acaba donde empieza la de los demás, y en este caso ni siquiera es tu libertad, es el derecho supremo de tu hijo a la salud, que prima sobre tu concepción restrictiva de libertad.

O con los testigos de Jehová que se niegan a recibir transfusiones de sangre que al final tienen que ser ordenadas por un juez.

Al igual que la homofobia, el racismo o el machismo no son “tu opinión”, ni “tu criterio”, ni “tu parecer”, ni “tu punto de vista”. Son formas de odio y discriminación que atentan contra los derechos humanos. Y el deber de la educación y de las leyes es trabajar para erradicarlos. Cromagnon de mierda.

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