Javier de Miguel Sáenz

Profesor de historia jubilado. Indignado desde hace más de cuarenta años.

2015-11-09

¡A la calle, que ya es hora!

QUE YA ES HORA DE PASEARNOS A CUERPO Y MOSTRAR QUE PUES VIVIMOS, ANUNCIAMOS ALGO NUEVO!, nos decía Gabriel Celaya en un lejano y duro 1955. Sigue de actualidad.

Y es que enfrentados a un importante momento electoral, vemos cómo la sociedad va perdiendo capacidad de lucha, pareciendo confiar el cambio únicamente a un resultado electoral.

Creo que nos confundimos si pensamos que las mayorías electorales son el único elemento de cambio y confundimos mayoría electoral con mayoría social. Por supuesto, no desprecio la importancia de lograr una mayoría electoral, pero creo que el cambio sólo se materializa y se sostiene con una mayoría social, que es una mayoría concienciada, movilizada y vertebrada desde la pluralidad por organizaciones políticas, sindicales y sociales.

Las mayorías electorales pueden conseguirse utilizando el estado de ánimo de la población, pero son volátiles; pensemos en Navarra, el cambio se produce gracias a que Ciudadanos no logró los 180 votos que le habrían dado entrada en el Parlamento Foral. Convertir esa escasa mayoría electoral, un 49% con una participación que no llegó al 69%, en una mayoría social que sostenga en el tiempo el cambio es un reto que algunas actuaciones del gobierno y la falta de pulso movilizador no van a garantizar.

La movilización es un elemento, por supuesto, no el único, que contribuye a avanzar en conseguir la imprescindible hegemonía, hegemonía de las ideas y en la organización. Movilización no es sólo, que también, salir a la calle.

Movilización en una campaña electoral se concreta en la claridad del mensaje. ¿Cómo es posible que en medio de una crisis que forma parte del sistema capitalista, no nos dirijamos a la ciudadanía con claridad y dejemos que cale la idea de que la crisis la producen los "capitalistas avariciosos" y los políticos corruptos?. ¿Es que hay un capitalismo no avaricioso? (leamos de nuevo a Adam Smith). Cambiemos a los políticos corruptos y apartemos a unos cuantos banqueros y ¿todo solucionado?. En aras de una transversalidad que permita arañar votos, podemos encontrarnos ante un resultado electoral complicado y una ciudadanía ya definitivamente desmovilizada, desideologizada y puede que desencantada.

Movilización es también salir a la calle. En Navarra, fuerzas políticas muy distintas han sido capaces de sostener un gobierno y de presentar una candidatura común al Senado. ¿Cómo es posible que no sean capaces de ponerse de acuerdo en apoyar conjuntamente movilizaciones como por ejemplo las de las MARCHAS DE LA DIGNIDAD, la MARCHA CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS, las convocatorias de organizaciones sociales contra la pobreza y la exclusión?.

¿Cómo es posible que los sindicatos, todos, estén desaparecidos en un momento en el que la derecha les golpea para debilitarlos más todavía y lograr una salida a la crisis con los trabajadores inermes ante los mercados?. ¿Nunca va a ser posible un ejercicio de responsabilidad y desde el respeto a sus diferencias tratar de encontrar elementos comunes de movilización?.

Por supuesto que el pasado es una losa que dificulta estos movimientos, han sido tiempos duros de derrotas y desatinos, que no es fácil borrar el pasado, es más, no hay que borrarlo, y cada uno y cada una debe asumir su responsabilidad, pero estoy convencido que muchos ciudadanos y ciudadanas, militantes o no de esas organizaciones, estamos de acuerdo en esa necesidad y estamos dispuestos a aportar nuestro esfuerzo en esa dirección.

Diseño y desarrollo Tantatic