Raúl Maiza, de Los Castaños a alcalde de Berriozar

Varias generaciones de Barañain, han buscado una nueva vida en diferentes localidades de Iruñerria. En algunos casos, por falta de vivienda asequible en el pueblo. En otros, por cuestiones del destino.

Plazaberri ha conversado en una tarde apacible de Mayo, con Raúl Maiza González. Nacido en 1977, soltero y con dos hijas, Aintzane y Eider, siempre que puede reivindica con orgullo su vida pasada en Barañain. Ahora, en Berriozar, también por circunstancias de la vida, tiene una responsabilidad importante. Es el Alcalde, perteneciente al grupo municipal de EH Bildu.

Si nos centramos en su infancia, describe con detalle aquella época de su vida: Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia en Barañáin, sobre todo a la hora de salir de la escuela. Nos pasábamos toda la tarde jugando por las plazas del pueblo, sobre todo en la Plaza Los Castaños, que es donde vivía.

Mi familia se instaló en Barañáin cuando yo tenía 4 años y veníamos del barrio de San Jorge – Sanduzelai”.

Algo muy habitual en un Barañain en plena construcción y desarrollo fueron los cambios en los centros educativos. “Hice 1º y 2º de “parvulitos” en el Colegio Público 1 (Sauces), 1º y 2º de la EGB en el Colegio Público 2 (Alaitz), 3º y 4º de EGB en las bajeras municipales de la Plaza Consistorial, 5º de EGB en el Colegio Público 3 (Eulza) y a partir de 6º de EGB hasta terminar el Bachillerato en el Colegio El Redín de Pamplona”.

La actividad deportiva también ha sido una constante para aquellas generaciones del pueblo. Raúl optó por el Atletismo y estuvo bajo la batuta de “Reque”, como tantos otros y otras: “Mi primera actividad deportiva fue a los 7 años que empecé con el Kárate en el Colegio Público 1, pero a los 2 años comencé a hacer atletismo en Lagunak y estuve hasta los 21 años. Durante los años que practiqué atletismo tuve la oportunidad de conocer a mucha gente de Barañáin. A día de hoy, algunos de ellos son parte de mi cuadrilla. Fue un lujo formarme en los valores deportivos y sociales que nuestro entrenador Requetibate nos inculcaba”.

Entrando en los años de juventud, los momentos vividos en fiestas se agolpan en su recuerdo: “Con la llegada del final de curso y algún que otro suspenso, llegaban las fiestas de Barañáin. Para mí y para mi cuadrilla y creo qué para todas las personas jóvenes de Barañáin, llegaban las mejores fiestas del mundo. Nos encantaba el ambiente festivo de las txoznas en el antiguo campo de fútbol de tierra, donde hoy está Mercadona. Fue ahí donde por primera vez vi en directo a Su Ta Gar y donde empiezo a tener un interés por aprender el euskera. Recién cumplidos los 18 años, me apunté en el Euskaltegi (Sahats) de Barañáin, en el cual estuve a lo largo de 6 años, que los recuerdo como una de las mejores experiencias de mi vida”.

Comenzando la vida laboral, la toma de decisiones encaminó su proyecto de vida hacia Berriozar: “Tras terminar la diplomatura en Marketing y Gestión Comercial, a los 21 años, me puse a trabajar en la empresa familiar de venta de herramientas industriales. Estuve varios años trabajando en esta empresa, pero volví a estudiar para presentarme a oposiciones en ayuntamientos. Con 28 años tuve la suerte de sacar una plaza de Servicios Múltiples en el Ayuntamiento de Berriozar que, sin saberlo, me cambiaría la vida, ya que años después me quedaría a vivir en Berriozar hasta la actualidad.

A la hora de analizar cuales fueron las causas para implicarse en la política municipal, tuvo claro qué participando en ese marco, podía aportar en la mejora de muchos aspectos de la vida diaria del pueblo: “Hasta empezar a trabajar en el Ayuntamiento de Berriozar, la verdad es que apenas conocía nada de este pueblo, pero día a día fui descubriendo que era un pueblo muy vivo y activo con una diversidad cultural muy fuerte y con un arraigo de pueblo que le hacía ser especial. Fuera del trabajo, comencé a implicarme en temas deportivos como el herri kirolak, así como también en los movimientos sociales que trabajaban en el pueblo. Por todo ello vi la posibilidad de que a través de la participación en la política municipal se podía mejorar muchos aspectos de la vida diaria del pueblo y casi sin darme cuenta dejaba las herramientas de la brigada de obras para coger el ordenador del despacho de Alcaldía”.

Su recorrido en el Ayuntamiento ya acumula varias legislaturas, así como diferentes experiencias. “Del 2011 al 2015, Primer Teniente de Alcalde y del 2015 hasta hoy, Alcalde”.

En la primera legislatura, tras trabajar varios años con la juventud del pueblo, conseguimos construir el Gaztegune, un espacio de 600 metros cuadrados para el disfrute y autogestión de las personas jóvenes del pueblo y también dotar de un Auditorio para la celebración de actividades culturales y musicales en Berriozar”.

En la segunda legislatura nos centramos en el bienestar y la vida activa de nuestras personas mayores que se materializó con la construcción del Centro Público de Personas Mayores, donde se realizan actividades de promoción de la salud, respiro familiar y Centro de Día”.

En esta tercera legislatura el medio ambiente y el cambio climático están siendo las principales prioridades municipales, apuesta por la movilidad sostenible, el autoconsumo energético, compra de vehículos y herramientas eléctricas, reducción de la huella de carbono y concienciación medioambiental y ecológica.

La situación originada por el Covid-19, ha condicionado sobremanera la actividad de los municipios de la comarca. El de Berriozar, no ha sido menos: “He vivido esta fase con la misma incertidumbre que el vecindario del pueblo. Por un lado, miedo ante la situación en la que nos podíamos ver y, por otro lado, la responsabilidad de liderar las medidas a adoptar por parte del Ayuntamiento, para poder salir de esta crisis. He sido muy consciente de que mi máxima prioridad eran las personas más vulnerables, tanto las mayores como las personas más txikis. Desde el inicio, el pueblo de Berriozar ha actuado con responsabilidad y solidaridad. Quiero destacar la importante labor que han desempeñado las redes familiares y vecinales a la hora de ayudarnos mutuamente durante los largos días de confinamiento y poner el valor el comportamiento ejemplar de las personas jóvenes y mayores”.

Para finalizar esta amena charla, volvemos a Barañain: “Creo que Barañain tiene un tesoro en su movimiento asociativo y cultural. Cuando hay un Ayuntamiento que sabe impulsar, colaborar y tener iniciativa, el resultado puede ser muy bueno. Deseo que Barañain sea un pueblo con futuro y para ello, se debería profundizar en su identidad y permitir que su juventud se pueda quedar a vivir en condiciones óptimas”.

Las últimas líneas, dedicadas a “su” plaza: “El año que viene se cumplirán 50 años de la Plaza de los Castaños. Una ocasión inmejorable para reivindicar pueblo y relaciones vecinales”.

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