Eduardo Arocena

Estudiante y trabajador precarios. Indignado de sofá que decidió comprometerse y aportar su grano de arena. Espectador cada vez menos impasible de la vida.

2018-05-25

¿Justicia? Española

Es difícil escribir algo mejor que todo lo que ya he leído sobre la sentencia del caso de “La Manada”. Nauseabundo es lo más suave que se me ocurre para calificar el fallo, nunca mejor dicho. Siendo egoísta, anhelo el día que pueda caminar por la calle de noche detrás de una chica sin cambiarme de acera o trastear con el móvil para que ella no se asuste y acelere el paso temerosa (con razón).

Lo más preocupante es la parasitación a escala epidémica de los tribunales y órganos judiciales por parte de jueces y fiscales ultraconservadores, franquistas u opusianos. La ley está sujeta a interpretación, pero ¿cómo es posible que unos mismos hechos sean considerados delitos penados con 22 años de cárcel para un fiscal, y para un juez sean merecedores de la absolución? ¿No han estudiado la misma carrera? Sólo se puede explicar (que no justificar) desde un punto de vista ideológico. ¿Dónde queda la objetividad? Luego saltarán los cuñados rebuznando cuando les mencionas el heteropatriarcado. A las pruebas me remito.

El caso de Alsasua es paradigmático. Piden más años de cárcel por una pelea de bar que por cometer asesinato. Acojonante es la palabra que mejor define la situación. Y eso sin mencionar el conflicto de intereses de la jueza instructora.

La corrupción galopante que impregna todos los estamentos políticos pone de manifiesto, por otro lado, la intencionalidad de las diferentes penas establecidas por los legisladores según el robo (el delito más común en España) sea de guante blanco o no. Sale más barato sustraer millones que cientos de euros, robar poco es de pobres. Ya lo dijo el presidente del Tribunal Supremo en 2014 en un ataque de sinceridad: “la ley está pensada para el robagallinas”. En 2016 la tasa de encarcelamiento era un 32% mayor que la media europea, lo que se debe, principalmente, a la duración de las condenas, aunque España presenta una de las tasas de criminalidad más bajas. La tasa de encarcelamiento está correlacionada con la desigualdad: a mayor desigualdad, mayor población reclusa, como ocurre en EEUU o China. Justicia de clase en acción. Clasismo puro y duro.

Para colmo a los jueces o fiscales que se atreven a desviarse de esta doctrina punitiva se les aparta de manera conveniente o se les dificulta su labor concienzudamente. Como colofón y para más inri, la prensa afín a este régimen putrefacto colabora sinérgica, entusiasmada y desvergonzadamente empleando su flamante neolenguaje:

Violación múltiple: Abuso

Pelea de bar: Terrorismo

Nariz de payaso: Delito de odio

Neonazis violentos: Patriotas

Encarcelar opositores: Democracia

Cortar carreteras: Terrorismo

Manifestaciones pacíficas: Rebelión

Apalear abuelos: Proporcionalidad

Encerrar raperos : Estado de derecho

Debatir en clase: Incitación al odio

Poner urnas: Golpe de estado

 

Hay que echarlos del poder. Ya.

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