Dani Askunze

Dani Askunze

2015-01-24

¿Estaremos preparados?

Crisis. Palabra que lleva ya demasiado tiempo tanto en las conversaciones en las que maldecimos nuestro día a día, como en los discursos que nos prometen un futuro sin ella. Pero aunque ya nos hayamos acostumbrado por fuerza mayor a su presencia prolongada entre (y sobre) nosotros, ésta permanece en el imaginario colectivo aún como algo pasajero. Pero ha venido para quedarse.
Los que salen ganando con ella lo saben. Nos exigen nuestro esfuerzo y colaboración, para remar todos juntos en la buena dirección. Cada vez tienen menos que ofrecer, y eso les inquieta. Por otro lado están los que nos hablan de otra salida posible, al alcance de la mano, yendo a por las consecuencias sin atajar las causas. Pero, ¿realmente había salida?
El capitalismo productivo y opulento que hemos conocido, y el capitalismo financiero salvaje que estamos en vías de conocer, no son realmente dos modelos opuestos. Uno estaba en las entrañas del otro. No va a ser posible quedarnos sólo con el primero: venían en el mismo pack. Y que hoy nos toque tragar con esa segunda versión más desagradable es la condición para que no decaiga la tasa de ganancia de unos, a cuenta de la miseria del resto. No era algo a elegir. Este sistema presupone nuestra crisis constante.
Aún pervive la imagen de esa etapa anterior no tan lejana, el espejismo en mitad de la nada que duraría para siempre. El espejismo ya se ha hecho añicos, aunque sus alucinaciones aún producen estragos. Pero no hay vuelta atrás.
Sería deshonesto echar la culpa a los salvadores aparecidos en el momento justo para solucionar nuestros problemas: de hecho la mayoría esperaba ansiosa su revelación. Puede que tuviéramos que pasar necesariamente por esto. Pero cuando sus palabras se las lleve el viento, todo pasará a depender de nosotros mismos. De hecho, así ha sido siempre. En esta guerra de clases, no valen las lamentaciones. ¿Estaremos preparados?

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