Graffitis con sello de Barañain

Su primer graffiti fue un Spiderman hace nueves años, y a día de hoy ya lucen mas de 50 obras suyas entre las paredes de Barañain, la comarca de Pamplona y Londres. Koldo Calvo, berinianense de 27 años, ha encontrado en el arte del graffiti algo mas que un hobbie. «Mi estilo es realista y me encanta pintar retratos, es con lo que mas disfruto», reconoce. Comenzó poniendo un anuncio en una página de internet de compra y venta, y a raíz de ahí, los encargos no han cesado. «Nunca he vivido solo de ello, aunque no lo descarto. Ahora es un ingreso extra para mi», admite.

Tal y como relata, una de sus fuentes de inspiración a la hora de pintar es el artista ruso Vladimir Volegov. Es por eso, que próximamente reproducirá una obra de este pintor realista e impresionista en una de las paredes de la Biblioteca de Barañain. «Aparece una chica tumbada en un banco leyendo un libro, con un vestido de época. Me gusta mucho este tipo de obras». Tiene más proyectos en mente, como llenar varias paredes de Pamplona con «obras clásicas», por lo que ya se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Pamplona.

Calvo explica que aunque el graffiti nació como denuncia social, en sus pinturas él quiere «alejarse» de la denuncia y utiliza el aerosol para «crear algo mas artístico». «El tipo de grafiti que hago es artístico y realista, esa es mi marca».Y es que Calvo disfruta del proceso de pintar, pero sobre todo de verlo finalizado. Esta primavera hizo el encargo mas grande que ha tenido hasta ahora, que consistió en pintar siete paredes de Mendillorri de 40m2 cada una. Los temas que pintó estaban relacionados con la naturaleza y los animales. «Al ver las dimensiones, me pregunto como he podido hacer eso y que me haya salido bien. Me sorprendo a mi mismo», reconoce.

Cuenta que cada vez tiene más encargos, pero que para dedicarse plenamente a ello no es nada fácil en los tiempos que corren. «Necesitas mucha publicidad y darte a conocer, moverte para conseguir clientes». Ahora, sin anunciarse en páginas de compra y venta, funciona más a través de las redes sociales y destaca que funciona mucho el boca a boca. Considera que ha ido mejorando su técnica a base de experimentar. «Es algo gradual y considero que se aprecia la evolución en mi trabajo. Nunca me he quedado insatisfecho con una obra», relata. Un gimnasio de Barañain, así como varios comercios, llevan su sello, y hace unos meses también participó en la realización de varios graffitis en la pared exterior de las instalaciones de Lagunak organizado por Baragazte.

Con el objetivo de aprender inglés, Calvo pasó seis meses en Londres y aprovechó la oportunidad de estar allí para decorar paredes y pintar más de una quincena de graffitis. «No fui con esa idea, pero probé y me llamaron de varios sitios», cuenta. Ahora mismo, no descarta volver a irse al extranjero y probar suerte. «Cuanto mas grande sea la ciudad mas opciones tienes para trabajar». Mientras tanto, seguirá llenando las paredes, comercios, calles y bajeras de Barañain y alrededores.