Carnicería Gastón, el comercio más veterano de nuestra localidad

La carnicería de la Plaza de Los Sauces es de los comercios de Barañain el que más tiempo lleva abierto

Toda una vida ha pasado Jesús Ángel atendiendo al vecindario (Foto: Agustín Peña)

Si preguntando se llega a Roma, eso es lo que hemos hecho para saber cuál es el comercio más veterano de nuestra localidad. Así hemos llegado a la Carnicería Gastón, en la Plaza de los Sauces, desde cuyo mostrador Jesús Ángel Gastón lleva atendiendo al vecindario de Barañain desde hace 46 años.

«Llevamos aquí desde el 1967-68. Mi padre Cecilio puso una carnicería en Pamplona, que era autoservicio, como lo fue ésta al principio, en Paulino Caballero. En el pueblo - Mendaza, en Tierra Estella - éramos 8 hermanos y para que viniéramos aquí puso esta otra de Barañain. Aquí había otro autoservicio que había puesto Jesús Arnaiz y mi padre se lo compró. Yo baje con 19 años del pueblo, estuve unos meses en la de Paulino Caballero y luego ya me vine aquí», narra Jesús Ángel.

El Barañain que se encontró distaba mucho de ser un pueblo, si exceptuamos el carácter de sus habitantes. En aquella época, Barañain era solo el pueblo viejo y varios bloques de viviendas en Los Sauces. «En aquella época no había en Barañain ningún comercio, estaba una tocinería al lado nuestra y también había una panadería», recuerda Gastón.

Emigrantes

«Era como un pueblo, casi toda la gente era emigrante de los pueblos, sobre todo de pueblos de Navarra y las costumbres eran como en los pueblos: se comía sobre todo mucho embutido y mucho cerdo, para saciarse; la gente andaba justa para comprar, eran familias numerosas y se dejaba a deber como en los pueblos. Las relaciones también eran más cercanas», añade.

En aquella primera época «no había más que tres casas, a los dos o tres años de venirme aquí empezaron a construir más, pero en aquella época, todo era campo. Venía la Montañesa, se paraba justo al lado nuestra, y los choferes eran como de la familia, se bajaban y estaban con nosotros», recuerda.

«Una vez tuve que llevar a una mujer al médico en coche, entonces había que ir a Gazolaz porque el ayuntamiento era de allí y el médico teníamos en Zizur. En aquella época esto era una fábrica de crear niños, y algunas se ponían malas y recuerdo que mi hermana las tumbaba en el autoservicio -hasta la década de los 80 la carnicería fue un autoservicio-. Entonces no había más que una cabina de teléfonos en el límite y la gente no tenía teléfonos; algunos venían a nosotros que sí teníamos a pedir ayuda».

Comercios

Con el tiempo fueron abriendo más comercios en la zona, Jesús Ángel recuerda que hubo un pequeño bar, otro a la vuelta de la plaza más tarde y algunas tiendas más de alimentación, así como la farmacia Cubillas que antes de estar en la Avenida Comercial, estuvo durante muchos años en Los Sauces. También abrieron la verdulería del límite, la carnicería Echarte que cerró y volvió a abrir... y el colegio que estuvo durante un tiempo en las bajeras de la plaza, donde está situada la farmacia y en un tiempo el gaztetxe. «Era todo vecinal, se empezó a formar como un concejo y se propuso hacer algo para los niños», recuerda Gastón.

«Fueron años un poco duros hasta que empezó todo el mundo a trabajar. Entonces solo salía a trabajar el marido y luego empezaron también las mujeres. Pero ahora es cuando se ha notado más la crisis, porque la primera que pasamos hace 12 ó 15 años no fue tanto; y como ésta no he visto. Volvemos otra vez a consumir lo justo, se vende ahora mucho más cerdo, pollo, se ahorra más», cuenta. Los gustos de la clientela han variado, «morcilla, chistorra, embutidos... era lo que se consumía en aquella primera época, para llenar. Ahora la morcilla o la chistorra se consume más como capricho. Entonces no se comía tanta ternera como ahora».

Autoservicio

Su trabajo también ha cambiado. De aquellos primeros años, cuando tenían el autoservicio, conserva buenos recuerdos. «Nosotros vivimos en Villava, veníamos todos los días en coche, con un 4L que teníamos. Antes de venir había que ir a por la fruta a la Plaza de Abastos que estaba debajo de donde está ahora la policía municipal en Pamplona. La carne venía del matadero. Al principio la traímos del pueblo pero luego no se podía traer; había que ir al matadero a cuñar la carne. Teníamos ganado en el pueblo, algunos de los hermanos criaban allá el ganado, pero al final nos hemos venido todos aquí. Es el oficio familiar, uno de los hermanos se quedó en la carnicería de Pamplona y otro ha puesto en Villava. Mi padre me dejo la tienda a principios de los 80 y entonces quite el autoservicio y puse solo la carnicería. Mi hermana y prima estuvieron también trabajando aquí hasta que se casaron», narra Gastón.

Jubilación

Toda la vida en la carnicería, ahora le apena terminar con su vida comercial. «Aquí hemos llevado toda la vida. Solo estamos nosotros, los hijos no continuaran con el negocio. Yo acabo de cumplir 65 años, pero de momento seguiré algún año, estoy a gusto y me siento bien».

Cuestionado por si se animaría a dar algún consejo a futuros comerciales, opina que «ahora es muy difícil porque exigen mucho y tienes que invertir mucho, y tener experiencia; es un trabajo también muy sacrificado, metes muchas horas. Nosotros ya tenemos la vida hecha y tenemos una clientela fija que quiere el trato familiar, personal, que te conocen de toda la vida, sabes lo que quieren. Pero es así, no hay relevo. Estamos ya terminando la vida comercial», concluye este veterano comerciante.

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Gaston harategia, herriko dendarik beteranoena

Beste herri bateko kontakizuna dirudi Jesus Angel Gastonek egin diguna. 46 urte eman ditu Sahats plazako harategiko salmahaiaren atzekaldean eta bere aurretik jende asko pasatu da eta bere ingurunean gauza asko aldatu dira. Bere aitak harategia ireki zuenean - hasieran autozerbitzua izan zen- bakarrik hiru etxebizitza multzo zeuden eta bere dendaz gain, okindegi eta urdaidenda bat zeuden bakarrik. Beste herrietako etorkinekin betetzen hasi zen garai horretan Gazolazeko udalerriaren menpe ziren etxebitzitza horiek eta gutxinaka dendak irekitzen hasi ziren. Herri giroa nagusi zen garai horretan eta bizilagunen arteko harremana gertukoa zen. Bizitza oso bat lanean eman ondoren eta 65 urte beteak dituela, erretiratzeko garaia gertu dagoela aitortu du. Penaz esango dio agur merkatari ogibideari, baina ahal den neurrian lanean jarraitzeko asmoa duela adierazi du.

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