Barañáin, la historia de un crecimiento acelerado

Los cambios sociales y demográficos ocurridos en Navarra a mitades del siglo pasado generaron la necesidad de viviendas en torno a la ciudad de Pamplona. Barañáin había pasado de tener 30 habitantes en 1968  a casi 15.000 en 1985. Tras varios años de trámites burocráticos, el 1 de enero de 1985 se hacía oficial; Barañáin se constituía como municipio independiente, desligándose así de la Cendea de Zizur.

La historia del nacimiento del Barañáin actual se explica a partir de cuatro fenómenos sociodemográficos de gran envergadura relacionados entre sí. Entre las décadas de 1950 a 1980 se produjo un gran  descenso de la mortalidad, que junto con una alta natalidad mantenían un crecimiento vegetativo alto (la diferencia entre nacimientos y defunciones). El resultado fue un gran crecimiento demográfico, acumulado sobre todo en las capas más jóvenes. Además, paralelamente estaban ocurriendo otros fenómenos importantes;  el rápido crecimiento económico de Navarra y los procesos de industrialización se traducían en  las migraciones campo-ciudad  y también en las sur-norte de otras partes del estado, produciéndose así un gran aumento de población del área metropolitana Pamplona en un espacio de tiempo relativamente corto.

La industria y el primer cinturón metropolitano.

En 1950 los pueblos que rodeaban a la vieja Iruñea habían dejado ya de ser pequeños pueblos agrarios para pasar a albergar a una población que vivía principalmente de trabajar en las fábricas de la zona. Así, tras el desarrollo de los primeros barrios obreros como la Txantrea, la Rotxapea o Etxabakoitz, se consolidaban los municipios del primer cinturón metropolitano (Ansoáin, Barañáin, Berriozar, Burlada, Huarte y Villava). Eran años de gran actividad para constructoras y promotoras, unos años de gran desarrollo urbanístico. Los habitantes del pueblo viejo de Barañáin iban a comprobar perplejos como el municipio pasaba de 30 habitantes a 15.000 en menos de dos décadas.

Los servicios básicos, los principales problemas.

A principios de los años 70 Barañáin seguía dependiendo administrativamente de la Cendea de Zizur, aunque aglutinaba a casi toda su población. Esto provocaba bastante malestar entre los primeros vecinos por la descompensación entre las contribuciones de los distintos municipios a las arcas de la Cendea y los servicios que recibían de ella. Los problemas logísticos se iban solucionando poco a poco y gracias al esfuerzo y la ayuda de todos y todas; por ejemplo, el médico de toda la Cendea comenzaba a atender en Barañáin dos días a la semana en unas bajeras habilitados antes de que se implantara una asistencia sanitaria fija. También en bajeras municipales  comenzaban a dar clase el creciente número de niños y niñas (los niños iban a los locales habilitados mientras que las niñas acudían inicialmente al colegio de las monjas de Santa Luisa de Marillac).

La equipación básica como las líneas telefónicas o el agua corriente se iban ampliando y  mejorando poco a poco, y en ocasiones gracias a la movilización popular. Es el caso de los accesos a Barañáin: se realizaron varios batzarres y acciones colectivas para reclamar unos accesos en mejores condiciones, ya que aunque la Avenida Barañáin llegaba hasta el hospital, no existían aceras ni alumbrado. La mayoría de los recursos para sufragar los servicios municipales se asignaban desde la Diputación de Navarra en función a los habitantes empadronados en cada municipio, es por ello que la principal insistencia de los representantes del concejo era que se empadronaran todos los residentes de Barañáin para poder acceder a las dotaciones correspondientes a un municipio grande.

La Junta de 21 y la aprobación del Consejo de Ministros.

Tras la llegada de los primeros moradores a las viviendas construidas por Avanco en la Avenida Pamplona a finales de los 60, había que cambiar el modo de regir el municipio. Al sobrepasar los 500 habitantes debían abandonarse las asambleas abiertas del Concejo para pasar a formar la “Junta de veintena”, compuesta por 21 personas. De estas, once eran escogidas mediante votación por los “cabezas de familia”, otros tres se sacaban a sorteo de entre los 9 mayores contribuyentes, y los siete restantes se elegían a sorteo también de entre los “cabezas de familia”. Inicialmente se reunían en casas particulares y bares hasta que consiguieron que Avanco les dejara una bajera para las juntas, en las que iban lidiando poco a poco con los problemas. Una de las primeras medidas fue crear un escudo, y como solamente había cuatro plazas edificadas, los árboles que les daban el nombre fueron los elegidos para representar al municipio.

Con la llegada de la democracia la “Junta de 21” pasaría a ser una representación de 21 concejales de las distintas formaciones políticas: Asociación Independiente  Pro-Barañáin (AIPB) -9-, PSOE -6-, Cendea Unida -3- y Herri Batasuna  -3-. A principios de noviembre de 1984 el Consejo de Ministros aprobaba mediante un Real Decreto la segregación de Barañáin. Después, en dos plenos realizados en noviembre y diciembre de 1984 la corporación del antiguo Concejo se convertía en la corporación municipal del nuevo Ayuntamiento de Barañáin, una realidad que se haría efectiva a partir del 1 de enero de 1985. Se ponía así fin a casi tres años de trámites y comenzaba una nueva etapa. Barañáin se convertía en un municipio independiente. El pasado 1 de enero se celebraron 30 años.