Victor Moreno

Victor Moreno

Ya no es necesario recurrir a la técnica del esperpento de Valle Inclán para dar cuenta de lo que ocurre. Los hechos vienen a nuestro encuentro sin necesidad de solicitarlos. Lo hacen de forma tan grotesca que solo nos queda actuar como los tomógrafos, pero con material palabrático. Escribir para cortar la realidad en pedacitos y comprobar si en su interior se registra vida inteligente o, por el contrario, rasgos de una imbecilidad cada vez más inquietantes.

2018-06-26

Navarra Televisión, S.A.

Este domingo pasado, al cambiar de canal televisivo, me topé con la retransmisión en directo de una misa emitida por Navarra Televisión, desde la capilla de san Fermín de Pamplona (Iglesia de san Lorenzo). Este detalle de ubicación es lo de menos. Lo de más estaba en el hecho de retransmitir una misa en un canal de televisión, que yo, por ingenuidad y, ahora, reconozco que por ignorancia, consideraba de titularidad pública. Un nombre como Navarra Televisión invitaba a pensar que fuese el Gobierno Foral su titular y, por derivación, el pueblo navarro, quien con sus impuestos sostendría dicho ente. De ahí que me resultara paradójico ver un espectáculo confesional en una televisión que consideraba pública y que, para colmo, el gobierno navarro, regido por Geroa Bai, asegura ser una formación política que apuesta por la defensa de la laicidad del Estado en las instituciones públicas.

Pero estaba equivocado. Y cuento ahora el porqué de mi perplejidad.

Me pregunté: “si Navarra Televisión no era de titularidad autóctona, ¿de quién, demonios, era? ¿Quién era su administrador, el que estaba haciendo negocio comunicativo con dicho ente?”. Este es el resultado de la pesquisa. Navarra Televisión es “propiedad” de la Editora Independiente de Medios de Navarra S. A., que es, en términos administrativos, su adjudicataria. El administrador único hasta enero de 2018 ha sido Gregorio Méndez Ordóñez, natural de Burgos e ingeniero de telecomunicaciones.

Y quién es Gregorio Méndez Ordóñez se preguntará el lector. Es hijo de Antonio Miguel Méndez Pozo, empresario de la construcción y la comunicación burgalesa, condenado en 1994 por corrupción y apodado El Jefe, y que tanta guerra dio cuando las trifulcas que armaron los vecinos de Gamonal (Burgos) contra la construcción de un bulevar. La familia Méndez tiene 120 puestos en empresas e instituciones. El padre, tiene 14; su hijo mayor, Miguel, está presente en 52 empresas; su hija Blanca lo hace en 4 y Gregorio, el pequeño, en 31. No lo dicen, pero, como Dios, deben de gozar del atributo de la ubicuidad.

El paterfamilias, no solo se ha dedicado al ladrillo y a los medios de comunicación social, sino que ha extendido su influencia al ámbito espiritual, convirtiéndose en vicepresidente de la Fundación Silos, “encargada de atender a la difusión y el fomento de los valores espirituales, religiosos, culturales, artísticos e históricos del monasterio de Santo Domingo de Silos”. Todo ello muy acorde con su simultáneo enriquecimiento millonario de sus propiedades.

En cuanto a Gregorio Méndez, además de haber sido Administrador Único de Navarra Televisión, S. A., es Consejero delegado del Grupo de Comunicación Promecal y consejero delegado mancomunado de Radio Televisión de Castilla y León; consejero delegado de Pubalsa (Publicaciones de Albacete). Y es, también, administrador único de Diario de Ávila, Diario de Burgos, Diario Palentino, Promecal Audiovisuales, Promecal Gestión, Agencia de Noticias Ical, La Tribuna de Toledo, La Tribuna de Ciudad Real, Ceres Comunicación Gráfica, Escrol, El Día de Valladolid, El Día de Soria, Diario de Burgos-Taller de Impresión y Servicios de Prensa Comunes.

Además, pasó por Antena 3, en el año 1999, e inició el proyecto Canal 4 Castilla y León en paralelo con el de Antena 3 Castilla y León. Estos proyectos, junto con el de Edigrup, sentarían las bases de la actual televisión autonómica de Castilla y León, fundada en 2009. Es, así mismo, miembro del Comité Ejecutivo de AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles).

Pues bien, a la empresa de este Méndez, Navarra Televisión, S.A., fue a quien el Gobierno Foral, en 2015, la subvencionó con un millón de euros; en 2016, con 700.000 €; en 2017, con 500.000 €; en 2018, el magazine “La muga” con 350.000 €; el programa de participación ciudadana y conocimiento de Navarra llamado “Supervecin@s” con 150.000 €; “Club Txikipanda” con 112.500€, emisión infantil dirigido a público de hasta 14 años; y “No te quedes PLANtado” con 87.500€, un programa para dar a conocer la oferta de ocio de la Comunidad Foral.

Seguro que estas concesiones más que sustanciosas han sido legales, pero uno se pregunta si de verdad cree este Gobierno que esta empresa necesitaba en estos años un euro para explotar un canal de televisión. Como no conozco los términos establecidos en la adjudicación de la explotación del ente público televisivo a la empresa privada Navarra Televisión, S.A., ignoro las responsabilidades contraídas al aceptar estas subvenciones.

Supongo que esta empresa adjudicataria -la del pasado y la actual, que figura jurídicamente como Sociedad Anónima-, transmite los programas que considera acordes con sus creencias, entre ellas, la retransmisión de misas y procesiones en directo. Nada que objetar, pero debería reparar en que se trata de una empresa privada, sí, pero subvencionada con dinero de los contribuyentes.

Y, como quiera que el dinero de esas subvenciones proviene de la ciudadanía navarra, no sería desafortunado por parte del Gobierno dar un toque de atención aconfesional y plural a dicha empresa con el fin de someter su programación a lo que marca la propia constitución en su artículo 16.3. Eso, o retirarle cualquier subvención. ¿O es que se conceden subvenciones sin ningún tipo de control deontológico, ni conocimiento de la naturaleza y estatus de las empresas receptoras?

 

Diseño y desarrollo Tantatic