2013-11-30
Historia - Historia

Cuando el viejo Barañain conoce al nuevo AVANCO (II)

Volvemos al Pueblo Viejo de Barañain para conocer parte de su historia

Imagen cedida por Patxi Domínguez, donde se puede ver cómo era el pueblo viejo

Supimos que en aquel año sólo vivían 20 vecinos en el Pueblo Viejo, que procedían de cuatro familias: los Gorraiz, los Elorz, los Oiz y los Yoldi; y que gradualmente habían cambiado su empleo en el campo por trabajos en la ciudad, en la medida en que perdieron también las tierras de cultivo y de pasto.

Origen

Según la investigación de Lomax, la primera referencia de Barañain se remonta a 1244 cuando nació «como aurora entre espinas», en palabras de Julio Altadill, el monasterio de San Miguel de Barañain. «Don Pedro Ximenez de Gazólaz, viendo que unas sororas vivían honestamente en Barañain, las tomó bajo su protección», cuenta Altadill. Posteriormente se les construyó un monasterio en Acella al que se trasladaron.

Si en 1244 sólo había un monasterio, un siglo después, en 1350, había 9 fuegos -hogares-, es decir, unos 36 a 45 habitantes. Diez años después (1366) ya sólo había 5 fuegos -20 a 25 habitantes - y en 1826, casi cinco siglos después, había 17 casas con 18 vecinos y 69 habitantes. 60 años después eran 21 casas y 80 habitantes (1882) y a comienzos del siglo XIX, en 1920, habían construido una casa más y ocupaban el pueblo 98 habitantes. En 1960 vivían 112 personas en las mismas 22 casas. Cuando realizó su investigación Lomax, únicamente encontró 20 habitantes y 20 edificios, ya que dos casas se habían derribado para construir AVANCO.

Distribución del pueblo

«Las casas están agrupadas en cuatro bloques con una casa separada al Este. Incluso la casa que está aparte está muy cerca de las demás. Es un pueblo muy apretado y limitado en el espacio. El Ayuntamiento ha puesto números en las casas hace ya veinte años», dice Lomax. La primera casa -observada viniendo desde Pamplona- es la Granja de San Macario que pertenece a Juan Yoldi y que es el centro de trabajo y gallinero. Es la casa que está un poco separada. Si seguimos hacia la izquierda y nos metemos en el Pueblo Viejo, el siguiente edificio era la casa de Echeverría, que estaba deshabitada. Las siguientes casas habitadas eran las de Ibarrola -ocupada por los Elorz - y casa Gorraiz, que estaban pegadas una a la otra. Siguiendo ese bloque de viviendas y enfilando hacia la iglesia pasaríamos frente a la casa donde vivía Onésimo Oiz. En medio de estas casas habitadas vivió Juan Yoldi, pero posteriormente se trasladaron de casa «y convirtieron su antigua casa en una escuela primaria que ahora está cerrada», describe Lomax.

Al fondo se situaban la iglesia de San Esteban y la capilla, que estaban construidas alrededor de un jardín amurallado. La última casa habitada era la de el Juan Yoldi, que estaba a la derecha mirando hacía Avanco desde la iglesia Barañain. Yoldi era el único que todavía trabajaba como agricultor y ocupaba algunas bajeras de las casas deshabitadas que tenía alrededor.

Casas

«La casa toma su nombre del apellido de la familia que vive allí [...] la casa de Ibarrola sigue siendo llamada así aunque la hija mayor de Ibarrola se casó con Pablo Elorz y ellos viven allí ahora. La casa donde vive la familia de Onésimo Oiz no está llamada por el apellido Oiz porque no han vivido allí mucho tiempo. Él se casó con la hija menor de Ibarrola», señala Lomax. Según observa la investigadora, «la mujer casada conserva su apellido de origen en Barañain». En este sentido, María Cruz Ibarrola, de casada se le denominó María Cruz Elorz e Ibarrola.

Según describe, había dos casas con escudos: en uno solamente queda la fecha de 1614, el otro es un escudo posterior. «La casa de Echeverría tiene un escudo que pertenece a la familia de Vidarte. Los Vidarte recibieron su título en 1622, entonces la casa de Echeverría tiene que ser posterior». De Vidarte sólo se sabe que «en 1622 Juan de Vidarte probó su hidalguía en Villarreal de Urrechu». Según cuenta Lomax, hay dos ejemplos de escudos de la familia Vidarte y la de Barañain pertenece a la casa que hubo en «tierra de Mixa (baja Navarra)», según información de García Carra. «Nadie en el pueblo sabe nada acerca de esta familia y por eso supongo que o la familia no vivió allí mucho tiempo o fue una rama lejana».

Tipo de construcción

En lo que respecta a la arquitectura exterior, todas eran casas de dos pisos, la planta baja era establo o almacén y el primer piso la vivienda. Todos los tejados menos uno eran a dos aguas, la excepción era la casa de Echeverría que tenía una cubierta a cuatro aguas, que era más difícil de hacer. Las casas tenían pocas ventanas y eran pequeñas y a partir de 1936 algunas incluyeron balcones (las casas de Yoldi, Ibarrola, Echeverría y Oiz). En el interior todas las casas habitadas habían sido reformadas y tenían por lo menos una cocina de gas. «No hay hornos para fabricar pan y no los han tenido durante este siglo por lo menos», dice Lomax.

«Siempre han tenido su iglesia para las prácticas religiosas y un cementerio para enterrar a los muertos. Han tenido yarlekus o fosas en la iglesia hace muchos años ya, pero en este siglo por lo menos, han usado el cementerio. Ahora la gente de Barañain tiene que ir al cementerio de Pamplona».

Relaciones

«Cada familia de Barañain tiene bastante orgullo de ser habitantes del pueblo por muchos años y quieren tener y mantener el respeto de los demás. Las familias de Elorz y Oiz son parientes porque las mujeres son hermanas y Onésimo Oiz es primo de éstas. Hay bastante solidaridad entre las dos familias, especialmente frente a los nuevos de AVANCO». Según cuenta, «en la mayoría de los matrimonios uno es del pueblo y el otro es de fuera, normalmente de Pamplona».

A pesar de que Lomax admite que los datos en los archivos parroquiales no son completos, ha observado que «la mitad de los matrimonios en los años 1770 a 1890 han tenido tendencia a la endogamia en el sentido de que en la mitad de los matrimonios los dos son del pueblo. También han tenido cierta tendencia a que dos hermanos se casen con dos hermanas». Según su testimonio, «el heredero es casi siempre el primogénito y él se instala en la casa paterna. A la muerte de los padres los hermanos pueden quedarse en la casa el tiempo que quieran».

Costumbres

Lomax señala que todos los habitantes eran católicos, estando la religión muy presente en su vida diaria: en las casas era fácil encontrar imágenes y figuras, vestían medallas religiosas, iban a misa regularmente y conservaban ritos como lutos y ayunos. Las fiestas también tenían un trasfondo religioso.

«Las fiestas religiosas les dan la oportunidad de reunirse para la integración social», dice la etnógrafa. Según Lomax, los domingos era el único día que interactuaban con los vecinos fuera de las relaciones del trabajo. Después de misa iban a tomar un aperitivo, «en uno de los bares de la zona nueva», y esta era la única vez que la gente de Barañain tenía, según Lomax, relaciones con los demás habitantes, exceptuando las relaciones familiares.

Festividades

«Antes de construir AVANCO había más vida social en el pueblo porque había más gente. Tenían tres o cuatro fiestas al año. La principal era el 26 de diciembre, día de San Esteban, pero trasladaron la celebración al 24, 25 y 26 de agosto para tener mejor tiempo y las cosechas terminadas. Para esta fiesta decoraban el pueblo con arcos de flores y banderolas de papel de diferentes colores cortados en dibujos, suspendidos de los tejados. Celebraban una misa especial y luego traían músicos y bailaban. Otra fiesta grande del mismo tipo de diversiones era para el día de San Antón, 19 de enero. Esta fiesta era para la bendición del ganado [...] otra fiesta era el 4 de abril pero nadie recuerda el porqué tenían esta fiesta». Una vez construida la urbanización de Avanco y marcharse la gente del pueblo dejaron de tener fiestas. «Incluso no celebraban la fiesta del patrón del pueblo», al haber cerrado la iglesia y trasladado la imagen del santo al museo de la Catedral.

Pasado y futuro

Mary Melissa Lomax concluye que «los de AVANCO me han dicho que Barañain era un pueblo muerto antes de su llegada pero la gente del pueblo viejo no creen que esto sea cierto». Lomax señala que «aunque Barañain ha sido siempre un satélite de Pamplona - recuerda que la alimentación, indumentaria y comodidades han evolucionado a la par de la capital, siempre han comprado en Pamplona, vendido sus productos allí e incluso se trasladan a vivir allá - hay algo diferente allí: un aire o un pensamiento. Es el pensamiento de ser el pueblo y no parte de las masas de la ciudad, de ser más cerrado e introvertido, de ser gente importante en el pueblo que no lo serían en la ciudad».

En opinión de la investigadora lo que preocupa a los habitantes del Pueblo Viejo es la "muerte" de Barañain. «Según me han dicho, antes había vida y alegría en el pueblo, había fiestas, había gente en las calles charlando». Para la investigadora esta "muerte" de Barañain «no es tan importante para los jóvenes del pueblo, pero sí importa mucho a sus padres. Les da mucha pena ver a su querido pueblo caer en ruinas, ver desaparecer las casas donde nacieron y donde jugaron con sus amigos que ya no están. Es muy triste ver la desaparición de un pueblo con una historia tan larga y de una manera de vida también [...] Las casas son buenos ejemplos de la arquitectura de la zona media de Navarra, los modos de vida también reflejan los tiempos antiguos e incluso recientes de la provincia y la manera de vida es un buen ejemplo de la mezcla de vida de pueblo y ciudad». Finaliza la autora señalando que «Barañain es como un museo vivo de la cultura de la zona media de Navarra».

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